Thursday, December 25, 2008

Tres disparos

Escucho peleas afuera de la casa y los gritos atraviesan mi ventana. Suena un disparo, luego otro y finaliza la secuencia con un tercero. Continúa la discusión y entiendo que se disparaba al aire mientras se discutía. Uno, dos y tres. Tras la ventana, termino imaginando, tenebrosamesnte como traspasarían, uno, dos y tres disparos...

No logro materializar que podría suceder si alguno de ellos nos alcanzase, sin embargo, mi piel se eriza, mis ojos se aprietan y un delicado cosquilleo recorre mi dorso. Me apresuro a tomar su mano y le digo que la adoro.

Otra versión del destino me tendría absorto y desgarrado en llanto.

Wednesday, December 24, 2008

Papá:




He estado pensando y escribiendo esta carta desde el principio de mi jornada. No tuve realmente mucho tiempo para terminarla como debía ser y pues tampoco creí conveniente una llamada que pudiera haber sentido fría o seca.

No me he podido acostumbrar ciento por ciento a llamarlo como alguna vez me lo pidió: "Viejo". Aunque para mí desde mi conciencia más temprana siempre los sentí viejos a usted y a mi mamá, no se porque el término nunca llegó a ser tan valioso como el "Papi" que si usaba con frecuencia.

Recuerdo que apenas se estaba separando de mi mamá y me pidió que no lo volviera a llamar así, llegué a pensar que por el mismo hecho que mi cuerpo se estaba llenado de pelo, en algún momento se nos iba a volver complicado cuando nos confundieran con una pareja homosexual pero de pronto simplemente fue porque le molestaba el tono chabacano con el que sonaba.

Este año pudiera haber sido más difícil, ya lo dice el manual del pesimista, algo que tiene posibilidades de empeorar empeorará, pero fue lo suficientemente delicado como para ya no tener a mi mamá al lado y no poderle decir en la cara a usted "Papi". Quisiera que las cosas fueran diferentes que nuestros problemas de comunicación fueran mucho más sencillos de resolver y que no me tocara estar escribiendo esta carta para poder desear un feliz día en su día.

Deseo no estar llorando en este momento.
Deseo que la vida sea diferente y poder darle un abrazo.
Deseo que si no puede ser diferente por lo menos le sea más grata y que las cosas le sean más fáciles.

Independiente de todo eso, independiente de lo herido que pueda estar el ternero, de lo desprotegido que se pueda sentir su hijo, quiero expresarle que lo amo, que voy a hacer todo lo posible para que con mis hijos exista un canal más abierto para decirnos estas cosas y dejar la mariconada esta de las misivas, que no me permiten verle la cara y que al fin y al cabo sólo es una forma de hacernos trampa cuando nos queremos decir las cosas.

Debo sin embargo agradecer que tenga la oportunidad así sea con una carta de decirle lo que siento, tengo amigos que tienen al viejo tieso y ahí no hay más remedio. El canal en el más allá es incierto más aún cuando usted no cree en el más allá, entonces igual agradezco que por lo menos exista el canal.

Sea feliz.

Miguel.

Monday, December 01, 2008

Palabras para el Matrimonio Tominat




Que chimba es hablar en el matrimonio de estas dos pichurrias.

Mi idea no es discutir quién es más pichurria que quién, quién se merece a quién, pero por si las moscas, para dejarlo sobreentendido, para dejarlo bien claro y no discutirlo más, aquí se casó mejor Tomás que Natalia. Punto.

Pero eso, repito, no es lo más importante, me parece más rescatable resaltar el hecho, el sobrehecho y sobre el lecho que esta relación se ha venido forjando con la paciencia, la perseverancia y el cariño de estos dos amigos durante un largo periodo, donde todos nosotros hemos sido espectadores de esta linda experiencia. Justo se me vienen a la cabeza dos porciones de Tanqueray por una de Vermouth, aceitunas, un par de copas de martini y el colchón del Parra que tenía en la sala. Pues sí, ustedes de pronto no lo tengan muy claro (seguramente con tanto martini yo tampoco sea el más idóneo para explicarlo) pero esto se remonta a las épocas donde el Parrinski vivía en La Caracas y dos apartamentos abajo, su humilde servidor. Acostumbrábamos a ver desde las PopStars hasta el mundial de Corea-Japón acompañados de un martini. Y así, por el apartaco no faltaba ni Moncada, ni Davinchi, ni Tico, ni Tomás.

En esas se estaba una noche, cuando Tomás... ¡¡¡Ustedes conocen a Tomás!!! Ese Tomás que quiere decir algo y no lo dice, que está preocupado y no lo aclara, que se pone la cabeza entre las rodillas y se rasca la cabeza, pela los ojos, mira al infinito y apenas se siente un tosido, en el que masculla: "Tengo algo que contar". Después empieza a perseguirse la cola, y continúa diciendo que va a contar algo pero IGUAL no lo cuenta, que tiene un problema pero SIGUE sin contar nada, ¡¡Qué joda Tomás!! ¡¡Hable a ver!! En esa ocasión, estábamos Parra, Tico y los tres escuchábamos atentos como Tomás definía a la mujer de su vida, a la mujer que engolosinaba sus pensamientos y enmelocotonaba su ser.

Parecía que Tico y Parra entendían que era la primera vez, en mucho tiempo, que Tomás, sentado ahí, en una de esas sillitas marchitas que componían la sala de Parra, abría su corazón y desesperado quería controlar su inercia por irse de bruces contra esa mujer que lo tenía adormilado. Yo mientras tanto seguía tomando mis martinis y escuchaba a Parra dar lecciones de cómo conquistar mujeres, esa noche soltó dos trampas de oso, tres nasas para peces medianos y una escopeta de doble cañón con suficiente munición para un safari africano. Otro día les cuento todos esos secretos de Parra y su importancia para la humanidad.

Al final fue suficiente para que después de seguir todas sus indicaciones y pasadas tan sólo tres semanas, Tomás estuviera presentando a la mujer que lo acompañaría de ahí en adelante. Ella apenas estaba saliendo con él, no creo que se haya imaginado lo que se le venía pierna arriba en esos seis años junto a él. ¡¡Ay dios mio!! ¡Pichurria él, pichurria ella! Hoy los tenemos juntos y de corazón espero verlos así por mucho, mucho tiempo.

Yo no me vine a despertar de mi embriaguez sino justo hasta el momento en que hace unas semanas completamente vulnerable, Tomás me dice: "Le tengo reservaditos unos minutos de micrófono".